LA CONDENA
[interferencia 20]
Microcentro porteño / Plaza de Mayo, Buenos Aires, 13 de abril de 2019.
Registro: Fernando Pineda.
"Argentina es un país condenado al éxito", afirmaba el entonces presidente Eduardo Duhalde, en marzo de 2002, a principios de un siglo que la Argentina inauguró con la mayor crisis política, económica, social e institucional de su historia. Hacia fines del Siglo XIX, el presidente Julio Argentino Roca proclamaba ante el Congreso de la Nación que los argentinos éramos " la traza de una gran nación, destinada a ejercer una poderosa influencia en la civilización de la América y del mundo”. Ambas afirmaciones, separadas por más de 120 años de historia, dan cuenta de ese obstinado convencimiento en una índole excepcional de los argentinos que los haría capaces de superar cualquier dificultad, imponiéndose por encima de sus verdaderas posibilidades, hasta lograr encaminarse por la senda del éxito. Pero detrás de estas concepciones míticas, se ocultan una serie de condicionamientos recurrentes que mantienen al país en una deriva continua y en una oscilación absurda entre la confianza desmedida y la desilusión.
En la Argentina de 2019, una vez más se impone un ciclo de fracaso, marcado por la incapacidad política del gobierno, la fuerte subordinación a los dictados de los organismos monetarios internacionales y la implementación de una economía de ajuste que provoca el deterioro socio-económico de grandes sectores de la población.
El artista recorre la zona del Microcentro al norte de Plaza de Mayo, característico centro financiero de la Argentina donde se ubican las casas matrices de los principales bancos y la Bolsa de Comercio, sujetando en su mano un nudo de ahorcado, hasta depositarlo en la puerta de acceso a la Casa Rosada, sede del gobierno argentino.
[interferencia 20]
Microcentro porteño / Plaza de Mayo, Buenos Aires, 13 de abril de 2019.
Registro: Fernando Pineda.
"Argentina es un país condenado al éxito", afirmaba el entonces presidente Eduardo Duhalde, en marzo de 2002, a principios de un siglo que la Argentina inauguró con la mayor crisis política, económica, social e institucional de su historia. Hacia fines del Siglo XIX, el presidente Julio Argentino Roca proclamaba ante el Congreso de la Nación que los argentinos éramos " la traza de una gran nación, destinada a ejercer una poderosa influencia en la civilización de la América y del mundo”. Ambas afirmaciones, separadas por más de 120 años de historia, dan cuenta de ese obstinado convencimiento en una índole excepcional de los argentinos que los haría capaces de superar cualquier dificultad, imponiéndose por encima de sus verdaderas posibilidades, hasta lograr encaminarse por la senda del éxito. Pero detrás de estas concepciones míticas, se ocultan una serie de condicionamientos recurrentes que mantienen al país en una deriva continua y en una oscilación absurda entre la confianza desmedida y la desilusión.
En la Argentina de 2019, una vez más se impone un ciclo de fracaso, marcado por la incapacidad política del gobierno, la fuerte subordinación a los dictados de los organismos monetarios internacionales y la implementación de una economía de ajuste que provoca el deterioro socio-económico de grandes sectores de la población.
El artista recorre la zona del Microcentro al norte de Plaza de Mayo, característico centro financiero de la Argentina donde se ubican las casas matrices de los principales bancos y la Bolsa de Comercio, sujetando en su mano un nudo de ahorcado, hasta depositarlo en la puerta de acceso a la Casa Rosada, sede del gobierno argentino.