LA GRAN PÉRDIDA
[interferencia 18]
CUARTO APARTE CA5.0, Cuenca, Ecuador
24 de noviembre de 2018.
La ciudad de Cuenca, en Ecuador, está marcada por la fuerte presencia de la religión católica y sus celebraciones tradicionales. El acendrado catolicismo da cohesión a la sociedad cuencana, pero a cambio impone una serie de condicionantes de carácter represivo y conservador sobre los pensamientos y los comportamientos de los individuos. En este contexto, el peso de la religión es una realidad que puede convertirse en algo agobiante para aquellos que intentan mantener una autonomía intelectual y creativa, por fuera de cualquier forma de dogmatismo.
En La gran pérdida, el artista utiliza algunos íconos religiosos con intención desacralizadora e irónica para cuestionar y desafiar la índole opresiva del catolicismo. El artista camina por el frente de la Catedral de Cuenca cargando un pequeño ataúd, en cuyo interior transporta las estatuillas de algunos santos y los ofrece a la mirada de los transeúntes y paseantes. Lo que se propone es el rechazo del carácter divino de estas representaciones y su identificación como criaturas muertas, indefensas y mudas figuras de yeso. La gran pérdida de la que se habla no es la que aqueja a los deudos de un muerto, sino la pérdida de una fe dogmática que puede devenir en experiencia liberadora.
La acción concluye cuando el ataúd y su carga, como si se trata de una ofrenda macabra, son depositados al pie de la puerta de la Catedral.
[interferencia 18]
CUARTO APARTE CA5.0, Cuenca, Ecuador
24 de noviembre de 2018.
La ciudad de Cuenca, en Ecuador, está marcada por la fuerte presencia de la religión católica y sus celebraciones tradicionales. El acendrado catolicismo da cohesión a la sociedad cuencana, pero a cambio impone una serie de condicionantes de carácter represivo y conservador sobre los pensamientos y los comportamientos de los individuos. En este contexto, el peso de la religión es una realidad que puede convertirse en algo agobiante para aquellos que intentan mantener una autonomía intelectual y creativa, por fuera de cualquier forma de dogmatismo.
En La gran pérdida, el artista utiliza algunos íconos religiosos con intención desacralizadora e irónica para cuestionar y desafiar la índole opresiva del catolicismo. El artista camina por el frente de la Catedral de Cuenca cargando un pequeño ataúd, en cuyo interior transporta las estatuillas de algunos santos y los ofrece a la mirada de los transeúntes y paseantes. Lo que se propone es el rechazo del carácter divino de estas representaciones y su identificación como criaturas muertas, indefensas y mudas figuras de yeso. La gran pérdida de la que se habla no es la que aqueja a los deudos de un muerto, sino la pérdida de una fe dogmática que puede devenir en experiencia liberadora.
La acción concluye cuando el ataúd y su carga, como si se trata de una ofrenda macabra, son depositados al pie de la puerta de la Catedral.